Cave






“Cave”


By Julian Norum



The troll turns to stone in light of day.


So, it decides to stay in its cave.



Leave that one alone!


the curator said.


It’s not worthy of our praise.





Instalación en la exposición colectiva “Las 11 condiciones”.
Madrid, Mayo 2018

En los cuentos populares de Noruega, los trolls se convierten en piedra si salen al sol.
Típico de una cultura occidental, donde consideramos el mal como algo que debe ser abandonado.
Contrario a las filosofías orientales, que consideraban el bueno y el mal como energías complementarias.
Los trolls en este caso podrían servir como una imagen de los indeseables. Abandonado del paraíso,
de los que tienen el poder de definir quienes son los dignos a vivir en la luz, y quienes no.

En la facultad de Bellas Artes, vemos frecuentemente proclamaciones hecho por estudiantes que protestan
el capitalismo. El capitalismo es un sistema donde los con poder pueden comprar la libertad de otras
personas por un tiempo, en cambio por una moneda deseable. Efectivamente es un mercado
donde los poderosos pueden dar órdenes por el virtud de poder ofrecer la moneda en cuestión. 

El sector educacional es un mercado similar. Un título universitario tiene que ser pagado por estudiantes, 
renunciando a su libertad siguiendo las órdenes y obligaciones de los poderosos, en cambio por la moneda 
de ECTS y títulos. Igualmente, tenemos lo mismo fenómeno en el sector de Bellas Artes en general, donde 
curadores, dueños de galerías, y varias personas con títulos impresionantes, tienen el poder de juzgar y 
opinar sobre quién merece obtener becas. En este sentido diciendo quiénes son artistas y quienes no lo son.
Eso sirve para un adoctrinamiento, no permisivo de arte verdaderamente libre. 

Será hipócrita dar una crítica al capitalismo, sino también reconocer las influencias que esta ideología haya 
tenido en varios sectores de nuestra sociedad, incluyendo en la universidad que hoy en día funciona como 
un mercado. En un mercado, siempre será necesario juzgar para determinar quienes son los merecedores, y 
quienes no. Una galería, especialmente dentro de una facultad, se convierte a un lugar de evaluación, y no 
un sitio donde el arte puede venir de una inspiración pura intrínseca. 

Vivimos en un tiempo de juicio e intimidación. Mientras las ideologías del mercado, con sus hierarchies
de poder son presente en el sector educacional, la universidad no llegará a su potencial más alto.
Que sea un lugar de crecimiento humanitario, donde todos puedan aprender salir de sus cuevas,
sin miedo de ser juzgado, y sin miedo de convertirse en piedra.

Julian Norum


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